Los vecinos de Jardín de Cantos urgen la urbanización del área de la Industria y dicen estar hartos de ser «avilesinos de segunda»
Myriam MANCISIDOR
«Calle sin urbanizar». Eso reza el cartel -fondo amarillo, letras negras- que se puede leer desde hace ya meses en una de las entradas a la travesía de la Industria de Avilés, una calle carente de asfalto entre la ría y las vías del tren a pocos minutos del centro urbano. En los terrenos sin construir se acumulan toneladas de residuos: zapatos, ropa, sillones, televisores, escombros... La travesía de la Industria es también el lugar elegido por familias generalmente de etnia gitana para celebrar, aseguran, merendolas. Cada día desde hace tiempo se concentran entre basura muchos niños y también adultos que acuden hasta esta calle del barrio de Jardín de Cantos con coches y furgonetas.
Para Cabrera, la imagen que presenta la travesía de la Industria es «"arte del absurdo" ahora que está de moda hablar del arte industrial». A su juicio, además del Ayuntamiento deben ser los empresarios de la calle los que aporten su grano de arena para la reurbanización de la vía. A los empresarios asentados en esta calle les gustaría también que se mejorara la imagen de la calle. «Claro que lo vemos necesario, pero si se trata de arreglarla nosotros, entonces igual preferimos que siga así», manifestó un trabajador. Las empresas de la travesía de la Industria ya tuvieron un contencioso con el Ayuntamiento porque se negaban a aportar dinero para la reurbanización de la vía.
«Los terrenos creo que son de FEVE pero, sean de quien sean, se deben limpiar. Es una zona muy discreta, igual que El Reblinco, y aquí viene todo el mundo a dejar sus escombros», subraya Antonio Cabrera, al que le gustaría que la travesía de la Industria se trasformara en un espacio de ocio «a cinco minutos del Centro Niemeyer». «Hasta tenemos una charca que se puede recuperar, eso sí que es ahora mismo un monumento natural», bromea, y señala a un charco de grandes dimensiones rodeado de basura.
Cabrera cree que la reurbanización de la travesía de la Industria es «una actuación prioritaria». Mucho más, reconoce, que la rehabilitación de la Casa del Cura en La Carriona donde el Ayuntamiento de Avilés gastará 600.000 euros para crear un centro de interpretación del cementerio.
«Esto suena a humor negro, en los tiempos que corren ahora se deben priorizar las actuaciones, nosotros rechazamos todos los gastos inútiles», recalca el presidente de los vecinos de Jardín de Cantos mientras pasea por la travesía de la Industria y pone la voz en grito cuando recuerda el dinero destinado a la construcción de una senda entre el paso de Larrañaga y el centro de mayores de La Luz. «Nosotros necesitamos asfalto y en otros barrios construyen paseos. Somos un barrio de segunda», concluye Antonio Cabrera.
Extraído de LNE
«Calle sin urbanizar». Eso reza el cartel -fondo amarillo, letras negras- que se puede leer desde hace ya meses en una de las entradas a la travesía de la Industria de Avilés, una calle carente de asfalto entre la ría y las vías del tren a pocos minutos del centro urbano. En los terrenos sin construir se acumulan toneladas de residuos: zapatos, ropa, sillones, televisores, escombros... La travesía de la Industria es también el lugar elegido por familias generalmente de etnia gitana para celebrar, aseguran, merendolas. Cada día desde hace tiempo se concentran entre basura muchos niños y también adultos que acuden hasta esta calle del barrio de Jardín de Cantos con coches y furgonetas.
El Ayuntamiento de Avilés tiene previsto invertir en la urbanización de esta vía 360.000 euros del canon de agua. Pero el presidente de los vecinos, Antonio Cabrera, teme que la promesa se quede en blanco. «Esta zona siempre ha estado a la cola en cuanto a equipamientos e infraestructuras y temo que el gobierno local en lugar de meter la tijera en gastos superfluos la meta en un proyecto como este, tan necesario para los vecinos», sentencia. La travesía de la Industria es una calle muy utilizada especialmente en verano por las personas que se desplazan a pie o en coche a las playas del vecino concejo de Castrillón. Los baches están a cada paso.
Para Cabrera, la imagen que presenta la travesía de la Industria es «"arte del absurdo" ahora que está de moda hablar del arte industrial». A su juicio, además del Ayuntamiento deben ser los empresarios de la calle los que aporten su grano de arena para la reurbanización de la vía. A los empresarios asentados en esta calle les gustaría también que se mejorara la imagen de la calle. «Claro que lo vemos necesario, pero si se trata de arreglarla nosotros, entonces igual preferimos que siga así», manifestó un trabajador. Las empresas de la travesía de la Industria ya tuvieron un contencioso con el Ayuntamiento porque se negaban a aportar dinero para la reurbanización de la vía.
«Los terrenos creo que son de FEVE pero, sean de quien sean, se deben limpiar. Es una zona muy discreta, igual que El Reblinco, y aquí viene todo el mundo a dejar sus escombros», subraya Antonio Cabrera, al que le gustaría que la travesía de la Industria se trasformara en un espacio de ocio «a cinco minutos del Centro Niemeyer». «Hasta tenemos una charca que se puede recuperar, eso sí que es ahora mismo un monumento natural», bromea, y señala a un charco de grandes dimensiones rodeado de basura.
Cabrera cree que la reurbanización de la travesía de la Industria es «una actuación prioritaria». Mucho más, reconoce, que la rehabilitación de la Casa del Cura en La Carriona donde el Ayuntamiento de Avilés gastará 600.000 euros para crear un centro de interpretación del cementerio.
«Esto suena a humor negro, en los tiempos que corren ahora se deben priorizar las actuaciones, nosotros rechazamos todos los gastos inútiles», recalca el presidente de los vecinos de Jardín de Cantos mientras pasea por la travesía de la Industria y pone la voz en grito cuando recuerda el dinero destinado a la construcción de una senda entre el paso de Larrañaga y el centro de mayores de La Luz. «Nosotros necesitamos asfalto y en otros barrios construyen paseos. Somos un barrio de segunda», concluye Antonio Cabrera.
Extraído de LNE
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